Al teclado no se le suele prestar mucha atención. Sin embargo, es un periférico indispensable. Si la conexión mano-cerebro es la que explica gran parte del desarrollo de la humanidad, solo hay que pensar que este periférico está justo en medio, haciendo realidad en una pantalla el hilo de pensamiento que generan los billones de neuronas que alberga el cerebro humano. Sin un teclado (físico o virtual) no podríamos escribir un texto de Word, publicar un post en Twitter o mandar una felicitación por Facebook.
Cómo eran los primeros teclados
Casi sin darnos cuenta, nos pasamos todo el día tecleando en este invento que hunde sus raíces en el siglo XIX. El impresor estadounidense Christopher Latham Sholes diseñó la primera máquina de escribir con un teclado QWERTY, llamado así por el orden de las letras en la primera fila superior.
El mundo de la informática heredó el teclado de las viejas máquinas de escribir. Fue a principios de los años ochenta cuando IBM, la compañía que inventó el ordenador personal, creó un teclado con más de 80 teclas para sus ordenadores.
Como novedad frente a las máquinas de escribir, tenía diez teclas para funciones en la parte izquierda o superior, y otro grupo de teclas de dirección en la parte derecha para mover el cursor o para ‘escapar’. Encima de las teclas de dirección se situaban las teclas de edición (para insertar o suprimir texto, por ejemplo). Y a la derecha del todo, el clásico teclado numérico, ideal para operaciones matemáticas.
Se puede decir que aquellos primeros teclados de IBM sentaron unas bases han seguido vigentes 40 años después. De hecho, en la disposición hay poca diferencia entre aquellos diseños pioneros, en su característico color crema o gris, y los que hoy encontramos en un teclado para sobremesa, donde, a lo sumo, se han añadido algunas teclas para atajos y accesos directos de Windows. En total, suele haber más de 100 teclas.
En los portátiles el esquema es muy parecido, pero la distancia entre teclas es más pequeña, con el fin de concentrarlas en menor espacio. Además, en un portátil el teclado numérico que suele aparecer a la derecha, queda eliminado.
Cómo funciona un teclado
Hay dos tipos de teclado. Los tradicionales, denominados de membrana, y los mecánicos.
Los teclados tradicionales funcionan de la siguiente manera: cuando se presiona una tecla en realidad se empuja una membrana de silicona que entra en contacto con otra membrana inferior, que es la que cierra un circuito y registra la pulsación. Estos teclados son fáciles de fabricar y tienen costes bajos. Sin embargo, tienen el problema de que las membranas de silicona se desgastan con el tiempo.
En los últimos años, han aparecido los llamados teclados mecánicos, que soportan muchas más pulsaciones y donde si alguna tecla falla, se pueden sustituir por otra. Algo que no pasa en el de membrana, donde todas las teclas comparten el mismo tejido. En el teclado mecánico, cada tecla está provista de un interruptor con un sistema mecánico que la acciona. Al presionar la tecla, las partes de este interruptor se mueven para cerrar el circuito y registrar la letra o el número pulsado.
Los teclados mecánicos son muy del gusto de los gamers en ordenador, pues permiten presionar varias teclas a la vez y no registrar falsos contactos. Y eso es clave cuando se juega desde un teclado. También son los teclados de los usuarios exigentes que quieren disfrutar de unas teclas sensibles, que se pueden hundir más y que proporcionan un tacto algo acolchado y un sonido más grave y no tan estridente con las de los teclados de membrana.
Tipos de teclado
Además de los teclados de membrana y mecánicos, hay otros tipos. Por su forma y configuración, encontramos el teclado ergonómico, que está diseñado para minimizar la tensión de la espalda y los brazos. Y que adquiere una extraña forma en V con el teclado alfanumérico partido en dos.
También está el teclado flexible, fabricado con plástico o silicona, y que se puede doblar. Es útil para llevar de viaje y desplegar cuando queremos escribir textos en un teléfono móvil o una tablet, por ejemplo.
Aunque si la idea es escribir en dispositivos sin teclado y con pantallas pequeñas, lo más habitual es recurrir al propio teclado virtual del smartphone o la tablet. Es el que usamos, sin ir más lejos, para escribir en WhatsApp.
Por último, un buen complemento para trabajar con pequeños dispositivos puede ser un teclado rígido, pero de pequeño tamaño, que se puede conectar a la tableta o al móvil a través de puerto USB o por bluetooth. Suelen funcionar con pilas o recargando una pequeña batería que llevan incorporada.
Distribuciones de teclado
En función de la distribución de las letras del alfabeto en el teclado, tenemos estos tipos:
- QUERTY. Es uno de los más extendidos. Es un diseño para alfabetos de escritura latina. El nombre proviene del orden de las primeras seis teclas de la fila superior izquierda del teclado.
- Dvorak. Se dice que es el más eficiente, pues tiene muchos ajustes para aumentar la velocidad de escritura. Concentra las letras más utilizadas en la fila del medio.
- QWERTZ y AZERTY. El primero se emplea en Centroeuropa, mientras que el segundo es más habitual en Francia, Bélgica y algunos países africanos.
Una última manera de organizar los teclados es en función de la distribución y el tamaño de ciertas teclas principales, como Enter:
- ISO. En estos teclados la tecla de Enter tiene forma de L girada. Y la tecla de Mayúsculas en el lado izquierdo es pequeña. Es el tipo predominante en Europa.
- ANSI. Aquí la tecla de Enter es totalmente horizontal, mientras que la de Mayúsculas al otro lado es más grande. Es el modelo más extendido a nivel internacional porque es el preferido de los usuarios estadounidenses.
- JIS. Es el estándar en Japón, y cuenta con una barra espaciadora más pequeña, así como una tecla de Retroceso arriba a la derecha también más pequeña.
Por Juan I. Cabrera
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