Para funcionar, los móviles emiten una forma de energía conocida como radiofrecuencia (RF). Es decir, un tipo de radiación de ondas electromagnéticas. En parte por falta de formación técnica, y por confundir diferentes tipos de radiación, estas ondas electromagnéticas han preocupado a buena parte de la población. ¿Qué es lo que se sabe respecto a las ondas de los móviles?
¿Qué tipo de radiación emiten los móviles?
La palabra ‘radiación’ puede dar miedo, sobre todo si se piensa en radiación nuclear o ionizante. Pero no todo es Chernóbil (Ucrania) y escenarios posapocalípticos. Los radiadores de agua caliente que aumentan la temperatura de la casa en invierno también radian, y eso no preocupa a nadie.
Otro elemento que radia cantidades ingentes de energía es la atmósfera. E incluso el suelo y los cuerpos humanos. Por supuesto, existen diferentes formas de radiación y la mayoría de ellas son inocuas por completo.
La radiación que emiten los teléfonos móviles depende de la tecnología y el país. Aunque lo más importante es que en todos ellos se trata de radiación no ionizante, un tipo de onda que no es capaz de interactuar con la materia arrancando electrones a los átomos.
Al tratarse de frecuencias bajas, la radiación no ionizante no tiene interacción con la materia o tejidos del modo en que sí lo hace la radiación nuclear. Además, la radiación electromagnética que producen los teléfonos móviles se encuentran entre 10 000 y 100 000 veces por debajo de lo que establece la Comisión Internacional de Protección de Radiación no Ionizante (en inglés, International Commission on Non-Ionizing Radiation Protection o ICNIRP).
¿Qué es la tasa de absorción específica (SAR)?
Cuando un tejido está expuesto a una fuente de radiación electromagnética, una cantidad de radiación atraviesa esos tejidos. Es decir, los cruza y una parte ínfima es absorbida. Un fenómeno parecido ocurre con el calor de los radiadores térmicos, aunque a una escala varios millones de veces más alta. El grueso de la radiación no ionizante atraviesa los tejidos.
¿Y qué hay de la fracción de radiofrecuencia que es absorbida? Que tiene límites legales muy estrictos. Ese máximo viene determinado por la tasa de absorción específica (specific absorption rate o SAR en inglés), que se mide en vatios por kilogramo o W/kg. En Estados Unidos el máximo es 1,6 vatios por kilogramo, y en la Unión Europea es de 2 W/kg. Sin embargo, esos máximos no se alcanzan en la práctica.
El SAR máximo no se alcanza en telefonía porque la radiación máxima capaz de salir del smartphone se calcula a plena potencia. Además, ningún fabricante quiere acercarse a este máximo legal. Los teléfonos se encuentran en un rango de emisión de 0,3 W/kg y 1 W/kg, incluso a pesar de que los 2 W/kg no hayan demostrado ningún efecto adverso para la salud.
¿Qué quiere decir esto? Que una persona que trabaje de forma continua con un teléfono pegado a la oreja no podrá recibir ningún tipo de dosis de radiación que produzca efectos en su cerebro. De momento, la evidencia apunta a que no hay pruebas de relación entre este uso y enfermedades, como el cáncer. Los estudios autorreportados sufren del efecto ‘nocebo’ (opuesto al placebo).
¿Por qué se sigue pensando que las ondas del móvil son malas?
Resulta muy difícil desterrar bulos médicos. Desde ‘Maldita’ confirman que “por mucho que hables por teléfono o mandes mensajes durante el resto del día, sus emisiones ni te van a causar cáncer, ni van a ser el origen de ninguna otra enfermedad”.
Hasta la fecha, todos los estudios con respecto a las ondas de telefonía móvil han descartado la relación entre estas y enfermedades. Y, sin embargo, sigue habiendo una parte de la población que teme unas consecuencias que no van a darse.
Uno de los últimos grandes estudios es el ‘Informe sobre radiofrecuencias y salud’. Vuelve a confirmar que la radiación que proviene de los móviles es segura. Por descontado, este aspecto se sigue investigando de forma recurrente, con foco en las nuevas tecnologías.
Sin embargo, esto no significa que no haya malos usos del teléfono que causen daños a la población:
- Se sabe que dormir con el smartphone al lado puede perjudicar el sueño. No por la radiación: tener el teléfono cerca facilita su empleo, y la gente se desvela cuando mira pantallas a altas horas de la noche.
- También se sabe que el abuso del móvil puede causar cierta ludopatía. De nuevo, no tiene nada que ver con las ondas, sino con cómo funcionan los mecanismos de recompensas de muchos videojuegos.
- Además, se sabe que algunas redes sociales accesibles a través del dispositivo influyen de manera negativa en la estabilidad mental de la población. Incluso pueden inducir a la depresión. Otra vez, no tiene nada que ver con cómo radian los móviles; lo mismo pasa con el ordenador.
Redactado por M. Martínez Euklidiadas
Imágenes | Hassan OUAJBIR/Unsplash, Rob Hampson/Unsplash
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